La crisis de Sniace no es sólo un problema empresarial. Si Eduardo Arasti hubiera hecho los deberes y actuara como consejero de Industria y no como Turismo exclusivamente, como parece dado el largo tiempo que pasa de vacaciones o simplemente desaparecido, se hubiera dado cuenta que Sniace ha hecho un descomunal esfuerzo económico para adaptar sus sistemas productivos al medio ambiente. Sabría que Sniace está sometida a una carga fiscal que hace muy difícil ser competitiva en los mercados internacionales. El ausente Arasti sabe que la presunta rebaja del llamado céntimo verde, según él del 80%, es realmente del 16%, y que a Sniace, sumadas a sus propias dificultades, se le “colocan” más de 7 millones de euros extras por ese canon energético. En este punto Arasti simplemente miente y pretende engañar a la población para eludir responsabilidades. El inédito Arasti debe explicar porque desde el Gobierno cántabro se ha girado 12 millones de euros en una doble imposición por un mismo concepto y no se le exime del pago.
Es evidente que hay una responsabilidad empresarial en la situación extrema por la que pasa cientos de trabajadores de Sniace y sus familias pero también existe una responsabilidad de unas administraciones públicas que han agudizado el problema por su ineficaz gestión.
USO recomienda a Eduardo Arasti que si su aportación a solucionar el grave problema social de Torrelavega que es la crisis de Sniace es intentar escurrir el bulto debe seguir desaparecido o de turismo y dejar estas cosas serias en manos competentes.